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CAZA Y PESCA

“La persona que mata por diversión está anunciando que, de poder salir librado de eso, te mataría a ti por diversión. Tu vida puede no ser trascendente para nadIe más pero es inestimable para ti porque es la única que tienes. Exactamente lo mismo es verdad para cada individuo, venado, liebre, conejo, zorro, pez, faisán y mariposa. Los humanos deberían disfrutar su propia vida, no tomando otras". ​

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Brigid Brophy

 

 

 

 

   No se valora en absoluto la vida de los animales, de hecho muchos cazadores ni siquiera valoran la vida de aquellos perros que los acompañaron durante su vida y una vez que dejan de serles útiles se deshacen de ellos, muchas veces pegándoles un tiro o ahorcándolos.


   Se autoproclaman ecologistas, protectores y defensores de la naturaleza y lo más curioso de todo es que la mayoría hasta se lo llegan a creer de verdad. Sin embargo contaminan el monte y las aguas con el plomo de sus cartuchos. Se calcula que en España los cazadores disparan unos 200 millones de cartuchos, teniendo en cuenta que cada cartucho tiene unos 30 gr. de plomo en forma de unos 250 perdigones, podemos deducir que cada año se esparcen 6000 toneladas de plomo en forma de unos 50.000 millones de perdigones, que suponen la muerte de decenas de miles de aves, ya que los confunden con piedrecillas que suelen utilizar para digerir el alimento.


   Piensan que son los herederos de los caballeros medievales o descedientes de aquellos cazadores del Paleolítico que se enfrentaban, prácticamente desnudos a un mamut con armas hechas de piedra. Ellos, en cambio, se enfrentan, vestidos con sus trajes mimetizados, sus botas, gorras, cinturones repletos de cartuchos y armados hasta los dientes,  a conejos, perdices o zorros. Y en lugar de avergonzarse de su cobardía exhiben con orgullo los cadáveres de seres que no tuvieron ni la más mínima oportunidad.


   Se creen los guardianes del mundo con la misión de regular las especies de modo que no proliferen unas sobre otras. Sin embargo, actúan aniquilando la vida de zorros, faisanes, conejos o perdices, sin darse cuenta que toda vida es insustituible y preciosa para aquel ser al que le fue arrebatada. Finalmente tienen que recurrir a criar animales en cautividad para soltarlos después en el monte. La mayoría no son capaces de sobrevivir y ni siquiera huyen, dejándose disparar en cualquier camino o carretera. Veamos un ejemplo esclarecedor de esto último.

   Es opinión generalizada entre los cazadores que los zorros abundan demasiado en Galicia, y esto, según ellos, puede suponer un importante descenso en la población de conejos. Esa quizás sea una de las razones por las que Galicia viene siendo habitualmente el lugar donde se celebran los campeonatos nacionales de la caza del zorro.  La ignorancia de quienes dirigen las Federaciones de Caza hace que ni siquiera se den cuenta que hay estudios (como uno realizado en la Baixa Limia, Ourense) donde se halló una correlación entre la densidad de zorro y liebre, lo que podría suponer que las áreas con más liebres no se deben a una ausencia de zorros, y que éstos pueden actuar de alguna forma para mantener un número estable de los mismos. De hecho el zorro posee un amplio espectro alimenticio y las piezas de caza son un porcentaje menor en la dieta de la especie, alimentándose en la época cálida de frutos silvestres y vegetales. Cada vez son más los estudios que parecen demostrar que los zorros constituyen una especie clave y su abundancia lo único que hace es reflejar la riqueza trófica de una región. La persecución a que ha sido sometida esta especie en Galicia es terrible. La caza supone la muerte indiscriminada de cualquier individuo, ya sea joven o viejo , hembra o macho. Muchos animales son heridos y agonizan hasta morir en algún lugar del monte. Se rompen las familias y las estructuras sociales, produciéndose importantes desequilibrios que desestructuran las poblaciones, rompiendo los precarios equilibrios que se mantenían en las zonas donde se celebraron esos campeonatos. Eso acaba afectando al número no sólo de zorros, sino también de otros animales e incluso al mismo equilibrio natural, de hecho el zorro se ha convertido en un indicador de la madurez de un ecosistema y, entre otras cosas, juegan un importante papel en la dispersión de semillas y su fructificación, ya que aumenta la tasa de germinación y supervivencia post-dispersiva de las semillas que ingiere.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   Esto es aplicable a todo tipo de animal. Los cazadores siempre suelen tener una disculpa para mantener su pretendido equilibrio ecológico y natural. Y la solución, por supuesto, es la misma: matar. Evidentemente, esa es su diversión y buscarán siempre la forma de seguir practicándola. Hay mucho jabalí, pues la solución es matar el jabalí. Hay mucho zorro, hay que matar el zorro. Demasiado conejo, la solución matar conejos. Hasta se nos vende que el lobo puede tener una población demasiado elevada (en toda la Península hay unos 600 ejemplares con capacidad reproductora) y se decide que puede ser objeto de batidas. Son precisamente los cazadores los que favorecen estos desequilibrios. Si dejásemos actuar sola a la Naturaleza y fomentásemos la vida de las diferentes especies y la conservación del medio natural, ella misma se encargaría de mantener su propia armonía, como viene realizando desde siempre.


   Nuestra diversión no justifica jamás la muerte de otros seres que sienten y sufren al igual que lo hacemos nosotros y por mucho que alguien nos lo intente explicar de otra manera, tras la caza se esconde un único fin: el placer de matar.

  Resulta obvio decir que, al menos en España, así como en los países del llamado Primer Mundo, la caza no se realiza con el objeto principal de obtener comida, sino que es una afición.

Se mata, sobre todo, por entretenimiento y diversión.

     La caza es entretenida.

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