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TAUROMAQUIA

Sobre la tradición

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   La compasión y la crueldad son dos valores muy claros y diferenciados que debieran evolucionar siempre según el desarrollo intelectual y moral de los pueblos. Sin embargo, ambos están expuestos a los vaivenes de una sociedad, la mayoría de las veces más preocupada por otro tipo de valores que nada tienen que ver con la ética. Y en nombre de la religión, el patriotismo o la tradición, en muchos países se acepta la lapidación, la ablación, la esclavitud, las corridas de toros o el sacrificio ritual de animales.
   Uno de los argumentos más esgrimidos para la conservación de las corridas de toros es la tradición. Sin embargo, esto resulta absurdo ya que la tradición ha servido de pretexto en numerosas ocasiones para justificar actos totalmente injustificables. Cualquier costumbre abolida por su crueldad, ha sido antes de hacerlo “tradicional”. Cuando estas costumbres afectan a otras culturas es más fácil darse cuenta, como la ablación del clítoris, la lapidación o la matanza masiva de delfines de las Islas Feroe. En todas esas prácticas se utiliza el mismo argumento para justificarlas: la tradición. Quizá así sea más fácil darse cuenta que la tradición no justifica absolutamente nada. En el nombre de la tradición también se sacrifican en el Festival de Gadhimai, en el Nepal, cientos de miles de animales. Sólo el primer día del festival en el 2009 se asesinaron 20.000 búfalos. Y se estimó que el número de animales sacrificados ascendió a 500.000 durante el tiempo que dura el festival, un mes. Ante las numerosas protestas de activistas por derechos de los animales, el gobernador oficial de la zona se limitó a decir que ellos no podían “interferir en una tradición de cientos de años”


Toros y cifras

   Según datos del Ministerio del Interior, a lo largo del año 2009 se celebraron en España 1.848 festejos considerados mayores y se lidiaron un total de 10.427 toros o novillos.
   Según estas mismas cifras en comparación con el año 2008 hubo una reducción del 16,88 por ciento en el número de corridas y de un 29,52% con respecto al 2007.
   De la misma forma el número de espectadores se redujo en el año 2009 hasta el 38% en plazas de 1ª clase  fuera de Feria y el 8% en Feria.
   Organizar una corrida de toros sobre la base de una ganadería que no sea precisamente de primera línea y con diestros del Grupo C se va por encima de los 60.000 euros. Si es en una población que necesite una plaza portátil exige recaudar en taquilla por lo menos 70.000 euros. Si tenemos en cuenta que estas últimas tienen una capacidad media de 2.000 plazas, la entrada se tiene que vender a 40 euros para hacer que las cuentas le cuadren al empresario. De ahí que la gran mayoría de las corridas sean subvencionadas. De hecho se estima que unos 550 millones de euros del erario público se destinan a subvencionar este tipo de espectáculos.

Cuando hablamos de una plaza emblemática los gastos, por supuesto, se disparan. Sólo abrir Las Ventas, por ejemplo, cuesta 46.397 euros al día.
La abolición de los toros en Cataluña sirve para salvar anualmente la vida de 120 toros.


El sufrimiento del toro

 

 

 

 

 

 

 

 

Veamos los instrumentos que se utilizan en la lidia de un toro:

La puya: es un arma metálica cortante y punzante que mide 9 cm. pero que provoca heridas de hasta 30 cm. de profundidad. La razón es que los picadores con el objeto de mermar  lo más posible la capacidad del toro (dependiendo de su “bravura”) la utilizan como un sacacorchos, o hacen lo que se llama “mete-saca” y además, impiden que el toro escape cuando siente dolor con una maniobra ilegal que se llama “carioca”. Las lesiones provocadas afectan a más de 20 músculos y pueden traspasar la pleura, provocando insuficiencia respiratoria y lesionar los nervios que forman parte del plexo braquiocefálico que es el encargado de inervar los nervios anteriores, de ahí que los toros muchas veces se caigan o cojeen a la salida del caballo.
Las banderillas: se clavan en número de seis. El pincho de acero tiene entre 60 y 80 mm. de largo y provocan un dolor fuerte e inmediato pero breve. Sin embargo la principal función de la banderilla es ir provocando un continuo tormento al toro, y eso se consigue mediante la oscilación del palo que va urgando más y más. Para que la banderilla no se desprenda de una herida cada vez más amplia en su punta lleva un arpón de entre 16 y 20 mm. de ancho, similar en su forma a los anzuelos de pescar.
El estoque de matar: se trata de una espada de 80 cm. de largo, con dos características principales. Por una parte, lleva sus aristas biseladas, lo que le permite introducirse fácilmente entre las costillas provocando graves lesiones internas con sus cortes laterales. Además presenta una importante curvatura en el último tercio de la hoja. Esto busca evitar un mayor riesgo al torero, ya que el corazón en los toros se encuentra en un lugar poco accesible que exige un estoque muy vertical. Lo normal es que el corazón sea alcanzado muy pocas veces, en vez de eso es habitual que alcance el pulmón o el bronquio derecho lo que provoca que el toro muera ahogado en su sangre que acabará expulsando por la boca y la nariz. Aunque lo más normal es que la estocada corte cordones nerviosos laterales a la médula espinal, que se ocupan de la inervación de la caja torácica, lo que provocará una parálisis con insuficiencia respiratoria que hará aún más agónica su muerte. Muchas veces en estos casos es necesario realizar lo que se llama “marear al toro”, es decir, mover el capote alternativamente a derecha e izquierda, con la intención de que el animal mueva su tórax con el estoque dentro (que recordemos tiene filos cortantes y el extremo curvo) y que produce una auténtica carnicería interior, por eso es tan habitual que en ese lance el toro vomite sangre.
El estoque de descabellar: es similar al de matar pero sin hoja sin curvar y con una cruceta que hace tope a 10 cm. de la punta. Lo que se trata de conseguir con él es seccionar la médula espinal, paralizando así al animal al que le sobreviene una muerte por asfixia. Aunque si la médula no es seccionada completamente la parálisis también es parcial lo que permite al toro moribundo mostrar su sufrimiento en unos terribles movimientos agónicos.
Puntilla: propiamente no es un instrumento específico de tortura taurino, sino que se utilizaba en mataderos (actualmente está prohibido por su extrema crueldad en todos los países de la Unión Europea). Aunque la puntilla pretende conseguir la muerte inmediata al cortar el bulbo raquídeo, esto no sucede siempre, y a veces únicamente pierde el sentido, de hecho de vez en cuando el toro se levanta tras ser arrastrado por las mulillas y otras veces reacciona cuando ya está en el desolladero. Al final, la puntilla no es una medida humanitaria para evitar el dolor del toro, sino que se aplica para que el público no tenga que asistir a la lenta agonía del animal. Lo normal es que la médula quede seccionada, pero el toro cuando llega al desolladero de la plaza, a menudo, continua viviendo. Siente como le cortan las orejas y cómo lo despedazan.

  

   Se calcula que en España son torturados en las diferentes fiestas taurinas y tradicionales cerca de 40.000 toros al año. En algunas, como en los toros embolados o en el tristemente famoso de Tordesillas de la Vega, donde cientos de personas a caballo y a pie acosan en un campo a un toro indefenso y lo matan a lanzazos, su sufrimiento es notorio y evidente.

                                                                                                             Sin embargo, son muchas las voces que últimamente han tratado de hacernos creer que la lidia de los toros no supone sufrimiento para ellos.

Fadjen, un toro con suerte​


   El 5 de febrero de 2010, Christopher, un joven que de niño, tras ver como torturaban a los toros en las corridas, se  había hecho la promesa de salvar uno cuando fuese mayor, decidió comprar un novillo de sólo 3 meses. El toro llegó a Francia y procedía de la ganadería Domecq y su futuro era acabar en el ruedo. En estos años Christopher y Fadjen se han hecho inseparables, a menudo salen a pasear juntos, entiende varias palabras y no deja de decir “mu” hasta que lo acaricia.

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