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Dead Meat, de Sue Coe​ 

   En los años 90 la pintora Sue Coe pasó varios meses visitando mataderos de Estados Unidos. Su experiencia la publicó en el libro Dead Meat. En uno de los numerosos episodios que relata cuenta como cuando entró en la planta de degüelle de un pequeño matadero de Pensilvania sonó la sirena y los operarios se fueron a almorzar. “De modo que me quedo sola con seis cadáveres decapitados de los que chorrea la sangre que salpica los muros e incluso mi cuaderno. Me acostumbro a que me cubran los enjambres de moscas, como si yo también fuera un cadáver”.
   Coe vió algo que se movía a su derecha y se arrimó a la estación de degüelle para poder ver qué era.
“Allá dentro hay una vaca. No la han aturdido del todo y ha resbalado con la sangre, cayéndose al suelo. Los operarios se han ido a almorzar y la han dejado allí. Pasa el tiempo. De vez en cuando se debate y cocea con las pezuñas contra las paredes del cubículo metálico. La caja amplifica el ruido, que se convierte en fortísimo martilleo. Después, silencio. Y de nuevo el martilleo”.
​​



   Coe empezó a dibujar,
pero al volver la vista al
cubículo observó que el
peso de la vaca estaba
forzando la salida de
leche por sus ubres.

   A medida que la leche
caía hacia el desagüe se
iba mezclando con la
sangre. Una de las patas
del herido animal salía
por la ranura inferior del
cubículo.

 

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