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ALIMENTACIÓN

“Debe parecerles difícil a los que han aceptado la autoridad como verdad, en lugar de la verdad como autoridad” ​​

                                                                                                                                                          G. Massey, egiptólogo

   En España mueren cada año en los mataderos unos 800 millones de animales, en el mundo son unos 60.000 millones, de los cuales más de 10.000 millones corresponden a Estados Unidos. En apenas media hora mueren 6 millones animales en los mataderos del mundo, el mismo número que los judíos aniquilados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
En el caso de los peces es casi imposible dar siquiera una cifra aproximada ya que no se “habla” de individuos sino de toneladas. En España se capturaron 1,58 millones de toneladas en el año 2009. De todas formas se suele estar de acuerdo en que tendríamos que hablar de billones de individuos marinos que se consumen a nivel mundial cada año,
En las modernas economías de mercado los animales criados para ser comidos son tratados como unidades de producción, sin preocuparse en absoluto que son seres con sentimientos, que quieren a sus hijos, que sienten dolor, que desean sentirse libres, ... Nada de eso importa. El animal es sometido a un ciclo de explotación tan terrible y agónico que suele suponer para muchos incluso la locura, ... y esos son los más afortunados.


   Castraciones y cortes de pico sin anestesia, privación de luz y de movilidad, manipulaciones genéticas para que produzcan más huevos o leche o engorden más rápidamente, administración de hormonas de todo tipo, aire saturado de amoníaco, reclusión en jaulas de metal en batería de forma que los excrementos caen de unas jaulas a otras, ... Las condiciones de vida son tan dantescas que deberían morir la inmensa mayoría. Si no lo hacen es porque este tipo de producción surgió a partir de mediados de los años 50 gracias a la aplicación de vitaminas A y D que suplen al sol y al ejercicio y, sobre todo, a la administración masiva de antibióticos que mantienen a los animales con vida a pesar de las múltiples infecciones.


   Hay una pequeña parte de estos animales que viven en unas condiciones levemente mejores, es la conocida como “carne ética”. Estos animales son destinados a unos consumidores más preocupados por su salud o porque creen que de esta forma se puede justificar mejor el que se alimenten de “productos” animales. Esto hace que su conciencia, aparentemente, esté más tranquila, sin darse cuenta que la ética estará siempre reñida con el asesinato. No existe la carne ética, ni los huevo éticos, ni la leche ética. Todo se basa en lo mismo: la explotación, sufrimiento y muerte de los animales destinados al consumo humano.

 

 

La “vida” o lo que sea en las granjas industriales              Para más información pincha en cada una de las imágenes

Mataderos


“Dejad que lo diga claramente: estamos rodeados por una cultura de degradación, crueldad y muerte que rivaliza con lo que el Tercer Reich fue capaz de hacer, que, de hecho, la empequeñece, por cuanto la nuestra es una cultura sin fin, que se autogenera, trayendo al mundo sin cesar conejos, ratas, aves y ganado, con el único propósito de sacrificarlos”.​

                                                                                                                                J.M. Coetzee. La vida de los animales


   A través de tres libros vamos a intentar dar una idea de cómo nacieron los mataderos industriales, cómo siguen funcionando prácticamente de la misma forma más de 150 años más tarde y cómo ese tipo de trabajo acaba afectando directamente a la moral y la ética del personal que realiza su labor allí.

 




- The Jungle, de Upton Sinclair


​​​​​   Aunque la inmensa mayoría de los historiadores de la economía, cuando buscan las

primeras señales de innovación industrial, suelen fijarse siempre en la industria metalúrgica

y automovilística, donde aparecieron en realidad por primera vez fue en los mataderos. En

su autobiografía, Ford nos cuenta como la idea de crear una cadena de montaje se le ocurrió

cuando era joven, al visitar un matadero de Chicago. Parece claro que ese matadero al que se

refiere era uno de los de The Union (el nombre procede de que el grupo estaba formado por

9 compañías de ferrocarriles). De hecho hacia finales de siglo se introdujeron ya cintas

transportadoras y se fueron especializando cada vez más los trabajos. Leer más

 

 

 

- Dead Meat, de Sue Coe      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                                                                                           

- Slaughterhouse, de Gail Eisnitz

Publicado en 1998 se ha convertido rápidamente en un clásico y en la referencia de cualquier

tipo de libro que trate el tema de los mataderos. Slaughterhouse es una obra extremadamente

documentada que se basa en diez años de investigaciones y miles de entrevistas personales que

acumulan más de dos millones de horas de experiencias. Todos estos trabajadores relatan, sin

excepción, como han golpeado, estrangulado, hervido o descuartizado a animales vivos. Y

describen como los efectos de la violencia se han ido introduciendo en sus vidas personales

debido al tipo de trabajo que realizan, y que acaba afectando, irremediablemente, a sus valores

morales y éticos. El siguiente es el testimonio de uno de estos trabajadores.​ Leer más

 

 

 

Los peces


   Ha quedado sobradamente demostrado que los peces son inteligentes y experimentan sufrimiento, aunque, aparentemente, no percibimos su dolor ni angustia, ya que no pueden emitir sonidos ni poseen músculos faciales u ojos expresivos. Seguramente es esta la razón por la que a muchas personas les cuesta empatizar con ellos, a pesar de ser la especie más masacrada de este planeta. Se cuentan por billones los individuos marinos que mueren cada año víctimas de la pesca comercial. Y a estos habría que añadir los de las piscifactorias y los de la denominada pesca “deportiva”. Además están los que sufren y mueren recluidos como entretenimiento en acuarios y en las tristes peceras.


   La pesca industrial utiliza barcos con un equipamiento tecnológico muy avanzado que incluye sofisticados radares que localizan los bancos de peces en cualquier lugar. Las enormes redes que emplean capturan todo lo que se encuentran a su paso, incluidas especies que no son de interés económico (pájaros, delfines, tiburones, crustáceos, ...) y que se devuelven al mar muertas o terriblemente heridas y mutiladas. Éstas últimas constituyen un tanto por ciento muy alto de las capturas y no salen nunca reflejadas en ninguna estadística.


   Su muerte es lenta y se produce por asfixia, aunque, a veces, todavía siguen vivos cuando sus cuerpos son troceados.
Cada vez más se está aplicando el sistema de las granjas industriales también a los peces. Así éstos son encerrados en tanques, piletas o estanques. También se utilizan mucho los raceways, estructuras de cementos alargadas y de apenas 1 metro de profundidad, donde se establece un flujo continuo de agua y que se emplean, sobre todo, en la cría intensiva de truchas y salmones en territorios que no exigen la proximidad del mar.


   Dada la sobreexplotación a que sometemos el medio marino, cada vez hay menos peces en el mar y hay una tendencia cada vez mayor a que la acuicultura juegue un papel más y más importante en el abastecimiento de peces para el consumo humano. Actualmente, casi la mitad de los salmones, el 40 % de los moluscos y el 65 % de los peces de agua dulce consumidos pasan sus vidas en cautiverio. El confinamiento intensivo en que viven supone exponerlos a un gran stress y enfermedades, lo que hace necesario que se les administre antibióticos en la comida.

  En 1865 se inauguraron The Union Stock Yards, o The Yards la que iba a ser la empacadora de carne de Chicago durante más de un siglo, de 1865 a 1971 e iba a marcar un antes y un después en la industria cárnica mundial. El enorme complejo, con un sistema entrelazado de 2.300 corrales conectados entre sí, ocupaba una superficie de 1,3 kilómetros cuadrados, al suroeste de Chicago. Apenas 10 años más tarde, estaban rodeadas de un entramado de más de 150 km de vías a través de las cuales los trenes traían a diario centenares de vagones llenos de vacas, ovejas y cerdos y se llevaban la carne ya “tratada”.​Dada la gran cantidad de animales que allí se sacrificaban se hacía necesario nuevas formas de matar y “procesar”, y surge así la primera industria en cadena.

​En los años 90 la pintora Sue Coe pasó varios meses visitando mataderos de Estados Unidos. Su experiencia la publicó en el libro Dead Meat. En uno de los numerosos episodios que relata cuenta como cuando entró en la planta de degüelle de un pequeño matadero de Pensilvania sonó la sirena y los operarios se fueron a almorzar. “De modo que me quedo sola con seis cadáveres decapitados de los que chorrea la sangre que salpica los muros e incluso mi cuaderno. Me acostumbro a que me cubran los enjambres de moscas, como si yo también fuera un cadáver”. Leer más

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