Lana
Mucha gente piensa que la lana al ser el pelo de las ovejas, no supone sufrimiento para el animal, pero nada más lejos de la realidad.
Para conseguir la lana, las ovejas son esquiladas una vez al año, normalmente en primavera o verano en zonas frías donde la lana crece robusta; o un par de veces al año si viven en zonas templadas.
Con el fin de obtener la mayor cantidad de lana posible las ovejas han sido sometidas a una continua selección genética que ha derivado en la aparición de razas en las que su pelo supone más de la mitad del peso de la oveja. Esto hace que incluso muchas no puedan soportar el calor del verano y en caso de ser esquiladas en invierno se mueran de frío.
Precisamente esas enormes cantidades de lana
provocan una gran sudoración lo que origina
infecciones, como la “miasis” causada por las larvas
de una mosca que deposita sus huevos en las arrugas
de la piel sudorosa de las ovejas. Para combatir esta
infección, los ganaderos recurren a una práctica de
esquila llamada "mulesing", consistente en arrancar
partes de carne a las ovejas con tijeras de podar en la
zona que rodea el ano, alrededor de la cola. Esta
mutilación produce luego una cicatriz retráctil,
dejando la piel sin arrugas, una vez cicatrizada, con
lo cual se evita el depósito de huevos. Esta es una
práctica muy común en Australia (primer productor
mundial de lana), donde se estima que mueren cada
años unos 3 millones de ovejas por miasis. Las
fuertes campañas de los defensores de los derechos de
los animales ha llevado a Australia a replantearse esta técnica e incluso fijó 2010 como año para prohibirlas, sobre todo a raíz de varias imágenes obtenidas en ese país en los que se ponía en evidencia el gran sufrimiento que provoca esta técnica en las ovejas, lo que originó una fuerte respuesta en varios países del mundo que incluso llevó a Suecia, en un primer momento, a prohibir la importación de lana en la que se hubiese practicado el mulesing. Sin embargo, el hecho de que según el gobierno australiano, de momento, las técnicas alternativas no sean económicamente viables, les ha hecho dar marcha atrás.
Cuando declina la producción de lana las ovejas son vendidas para carne, sobre todo a países del norte de África y Medio Oriente. Esto motiva que sólo desde Australia viajen unos 7 millones de ovejas cada año a estos destinos. Las condiciones de transporte son terribles y decenas de miles mueren durante el viaje. Entre agosto y octubre del 2003 más de 58.000 ovejas permanecieron a bordo del barco Cormo Express, al rechazar Arabia Saudí el cargamento alegando que estaban enfermas, y dado que ningún gobierno quería hacerse cargo de ellas. La fuerte campaña promovida por diversos grupos animalistas obligó a Australia a recomprar el cargamento y donarlo gratuitamente a la nación que lo solicitase. Finalmente Eritrea se hizo cargo de las 50.000 supervivientes para ser sacrificadas en sus mataderos.
En el mundo se explotan más de mil millones de animales para obtener su lana, y aunque evidentemente las ovejas suponen la inmensa mayoría también se crían para este fin el camello, la alpaca, las cabras de Angora, Cachemira y Mohair, la llama, la vicuña, el yak y el guanaco.