POLLOS Y GALLINAS
Desde mediados del siglo pasado existen dos clases de pollos: los pollos propiamente dichos y las gallinas ponedoras. Actualmente, y debido a la amplia selección genética de que han sido víctimas, son totalmente diferentes. Los pollos se comen, las gallinas ponen huevos. Tan especializadas están sus funciones que en muy poco se parecen a sus antepasados.
El tiempo que se precisa para que un pollo alcance 1.500 g de peso en vivo se ha reducido de 120 días en 1925 a 30 días en 2005. De ahí que el típico pollo de hoy se mate aproximadamente a las 4-5 semanas, cuando la esperanza de vida de estas aves debería ser entorno a los 10 años. La vida de las gallinas ponedoras, por desgracia para ellas, suele prolongarse hasta el año o año y medio, una vez que disminuye su capacidad para poner huevos.
Así lo describe un criador en el libro de Jonathan Safar Foer, Comer Animales:
“En cuanto maduran las hembras (en el caso de las pavas, de las 23 a las 26 semanas, y en el de las gallinas de las 16 a las 20), se las introduce en naves y se amortigua la luz: en ocasiones viven en absoluta oscuridad las 24 horas del día. Además las someten a una dieta muy baja en proteínas, casi de ayuno. Esto suele durar de 2 a 3 semanas. Luego se encienden las luces 16 horas al día, o incluso 20 en el caso de las gallinas, de manera que crean que es primavera, y se les cambia la dieta a una rica en proteínas. Las hembras empiezan a poner huevos inmediatamente. Lo tienen tan estudiado que pueden pararlo y empezarlo a su antojo ... De manera que el hombre manipula ese reflejo que ya está creado. Y mediante el control de la luz, la alimentación y el momento en que se les da de comer, la industria obliga a las aves a poner huevos durante todo el año. Y eso es lo que hacen. Las hembras de pavo ponen ahora 120 huevos al año y las gallinas alrededor de 300. Eso supone el doble o el triple de lo que producirían en condiciones normales. Tras ese primer año se las mata, porque en el segundo año nunca podrían poner el mismo número de huevos y la industria ha averiguado que resulta más barato matarlas y volver a empezar con otras que alimentar a todas esas aves que pondrán menos huevos. Estas prácticas explican por qué la carne de pollo es tan barata hoy en día”.
Tan barata que a los pollos macho que nacen de las gallinas
ponedoras no se los considera rentables para criar ya que
no crecerán tan rápido como los pollos “de engorde”, de ahí
que sean desechados y eliminados al poco tiempo de nacer.
La mayoría van directamente, después de un rápido examen
visual que certifica su sexo, a una cinta transportadora que los
lleva a una trituradora y los convierte en un amasijo de carne.
Otros, los que no tienen “tanta suerte” acaban agonizando en
la basura. En la productora de gallinas ponedoras más grande
del mundo, Hy-Line International, en Iowa, Estados Unidos, se
eliminan de esta forma, cada 24 horas, 150.000 pollitos macho.
Más de 30 millones al año. Precisamente en Hy-Line, el grupo
de defensa de los derechos de los animales Mercy for Animals
consiguió grabar con cámara oculta el siguiente vídeo.
http://www.mercyforanimals.org/hatchery/
PATOS Y OCAS
Los patos y las ocas como todos los palmípedos son aves inteligentes y juguetonas, que establecen estrechos lazos emocionales con otros individuos de su especie. En concreto las ocas forman parejas de por vida y son especialmente inteligentes. Desconfían siempre de los humanos y saben reconocer a las personas peligrosas. Son extremadamente cautas y astutas y adoptan increíbles medidas de seguridad para mantener a salvo a sus grupos, destacando centinelas que reciben apoyos en caso de necesidad.
Ambas aves, son las que se suelen utilizar para la industria del foie gras (en francés, “hígado graso”). En realidad, se trata del hígado hipertrofiado de un ave palmípeda que ha sido sobrealimentado. Para considerarse foie gras, conforme la legislación europea, se deben dar las siguientes condiciones: el hígado de estas aves tiene que pesar un mínimo de 250 gramos en el caso de los patos y un mínimo de 400 gramos en las ocas; debiendo haber sido alimentadas mediante un proceso de cebado. La razón de que se utilicen este tipo de aves se debe al hecho de que, durante el verano, acumulan fácilmente grasa en el hígado que luego usan en sus vuelos migratorios de otoño y primavera
En 2011 la producción mundial de foie gras fue de unas 27.000 toneladas, representando la producción europea más del 90%. Francia fue el mayor productor mundial con 19.600 toneladas (el 96% de pato y el resto de oca). El número de patos destinados cada año en este país a ser alimentados de forma forzosa con el fin de producir foie gras es el equivalente a toda la población de España, unos 40 millones. Precisamente España ocupó el cuarto puesto mundial con 850 toneladas. La falta de legislación en nuestro país provocó que numerosos productores usasen indistintamente los términos paté y foie gras, lo que ocasionó confusión entre los consumidores. En realidad el paté está elaborado a partir de carne picada o hígado y grasa, a la que suele añadírsele verduras, hierbas, especias y vino.
En España la industria del foie gras únicamente utiliza patos macho de la raza Mulard (un cruce de las variedades Pekín, del que se obtiene carne y Beberia, utilizado sobre todo para paté) por su gran capacidad de engorde y resistencia al proceso de cebado. Las hembras, debido a que tienen un hígado más pequeño, son descartadas y, normalmente, “eliminadas” al poco de nacer, tras un examen visual.
La industria del foie gras presenta un desarrollo muy elaborado. Se realiza en diferentes fases: cría, preembuchado o recría y embuchado o cebado. Y cada fase suele realizarse en una granja diferente especializada.
En la primera fase de cría (que dura 3 semanas) las aves viven en naves climatizadas que permiten mantenerlos en un medio lo suficientemente cálido, ya que son muy sensibles a las temperaturas externas. De esta forma se puede suplir el calor que le dan sus madres mientras les crecen las plumas
En la segunda fase de recría, suelen vivir en corrales al aire libre durante unas 9-10 semanas, donde tienen acceso libre a la comida, hasta que, a partir de la 5ª o 6ª semana se les somete a desajustes en las tomas. Llegando a privarlos de alimento durante períodos de tiempo que llega hasta las 48 horas, con el fin de provocarles un hambre voraz y dejando luego que coman todo lo que se le antoje. Esto se hace para que su buche se dilate lo más posible y pueda así albergar grandes cantidades de comida. En esta fase el hígado pasa de 65 gr a pesar 90 gr.
En la fase de embuchado el pato es alimentado dos veces al día (la oca tres), se le introduce un tubo de 20 a 30 cm. desde su garganta hasta el buche metiéndole una papilla compuesta de cereales, cuya cantidad se va incrementando desde los 400 gr. el primer día hasta los 900 el noveno, manteniéndose en esta cantidad el resto de los días. En 3-4 días el hígado pasa de 100 a 240 g y a los 10-12 días pesa 600 g. Muchos animales no son capaces de soportarlo y mueren durante el “tratamiento” bien porque sus estómagos no son capaces de aguantar y literalmente “explotan”, bien por las heridas causadas por el tubo al introducírselo por el esófago o porque sus corazones son incapaces de soportarlo. El hígado acaba superando 10 veces su tamaño normal lo que hace que tengan dificultades para respirar. Además cada vez que se les fuerza a comer se les causa diarreas y nauseas por lo que se le ata el pico para impedirles vomitar.
Sin embargo, todo está perfectamente estudiado para llevar a sus cuerpos al límite de su resistencia, de forma que la mayoría de los animales terminan con sus hígados al borde del colapso, pero intactos. Durante esta fase las aves permanecen alojadas en jaulas muy pequeñas, ajustadas a su cuerpo, por lo que no pueden moverse. Esto tiene un doble propósito: por un lado, la inmovilización ayuda a que el hígado aumente aún más de tamaño y, por otro, permite que las aves puedan manejarse con facilidad y mantenerse en cierta posición con el fin de introducirles el tubo. También suele ser habitual que se les administre antibióticos para facilitar el engorde y aumentar la supervivencia. Este último período suele durar unas dos semanas.
Finalmente son trasladados al matadero, donde se les sacrifica con cuatro meses de edad, cuando su vida natural estaría entorno a los 10 o 15 años.
Actualmente la prohibición de alimentar de forma forzosa a las aves alcanza a 17 naciones y un estado de los EEUU. Por orden cronológico, según el año en el que se prohibió en cada una de estas naciones (y que va de 1965 a 2012) es el siguiente: Luxemburgo, Alemania, Noruega, Suiza Dinamarca, Holanda, República Checa, Finlandia, Polonia, Inglaterra, Italia, Argentina, Suecia, Austria, Israel (a pesar de que era la tercera productora del mundo, en 2003 se aprueba la prohibición de su producción que entra en vigor en 2005), Turquía, Irlanda y el Estado de California en EEUU (en este último caso no sólo se prohíbe su producción sino también su venta en 2004, entrando en vigor en julio de 2012)
Investigación de Igualdad Animal en granjas de Foie Gras en Cataluña:
Una jaula típica para gallinas ponedoras tiene unos 430 centímetros, más o menos el tamaño de un folio. La mayoría viven en amplias naves con hasta 100.000 individuos y donde la luz y la ventilación son controladas con máquinas. Al no ver nunca la luz solar tienen multitud de enfermedades óseas y sus huesos suelen fracturarse continuamente. Dado el estrés en el que viven, las aves canalizan su frustración picándose unas a otras.
Para reducir pérdidas, los granjeros cortan el pico de las aves al poco de salir del cascarón. Este es un procedimiento muy doloroso que muchos pollos no pueden soportar y mueren del shock o de hambre, ya que el comer les produce un gran dolor. Las condiciones en las que viven estos animales son terribles y durante toda su vida no conocen más que el miedo y el sufrimiento. Pero esto poco le importa a los explotadores que, además, suelen manipular la comida y la luz influyendo en los relojes fisiológicos de las aves, con el único fin de aumentar la productividad.
