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VACAS Y TERNEROS

   Las vacas producen leche por la misma razón que lo hace cualquier

animal hembra (incluidos los humanos) para poder alimentar a sus

bebés. Sin embargo, el hombre actúa separando al ternero del lado de

su madre, para apropiarse la leche que le corresponde a él. Las escenas

que se derivan de este hecho son desgarradoras. Las madres mugen

durante días y días llamando a su hijo, dejan de comer y se deprimen.

 En una entrevista publicada en el New York Times, un granjero le dice al periodista:

 

 

 

 

 

   Las condiciones en las que llegan muchos de estos animales a los mataderos es tan lamentable que a duras penas pueden mantenerse en pie. Enfermos y débiles debido a las terribles condiciones en que vivían y tras ser transportados en camiones apretados y sin comer ni beber, los animales, cuando llegan al matadero, son recibidos por operarios que les apalean, los empujan a patadas y los asustan con descargas eléctricas para que avancen por rampas resbaladizas, donde muchos caen, se rompen las patas o son pisoteados. A los animales demasiado débiles o que no pueden mantenerse en pie debido a sus heridas se les obliga arrastrándolos. Son los llamados "caídos". Por supuesto esto afecta a todo tipo de animales que llegan a los mataderos, pero en las vacas y en los caballos tiene un especial tinte dramático debido a que su elevado tamaño y peso hace que sean abandonados allí donde se desploman o arrinconados y apartados a un lado ya que constituye un “inconveniente” para el buen funcionamiento de los mataderos. Cuando ya deciden ocuparse de ellos, si están muertos son arrastrados a la sección de fiambres o carne de deshecho, si aún permanecen vivos son colocados en la cadena,  generalmente cubiertos de mierda.
De entre todos los animales caídos, los más vulnerables son, sin duda, las hembras que están pariendo. En Dead Meat, Sue Coe describe un episodio de este tipo que observó en la planta empacadora Dallas Crown Packing de Texas, donde se sacrifican 1500 caballos cada día. Mientras una yegua blanca paría a la entrada del corral “hay dos operarios con látigos que, mientras está pariendo, la azotan para que termine antes y puedan mandarla al degüelle. El potrillo se arroja a un contenedor. El capataz, tocado con un sombrero de cowboy, lo observa todo desde la pasarela superior”.

Tame escapa del matadero de O Porriño​


   Tame nació el 25 de diciembre de 2008 en Salamanca y con dos años recién cumplidos fue llevado al matadero de O Porriño. Cuando estaba a punto de entrar en la sala de sacrificio, el 27 de diciembre de 2010, saltó una valla de metro y medio y consiguió alcanzar el monte, donde logró esquivar durante más de 24 horas el despliegue que se había montado para su captura. Finalmente consiguieron capturarle con un dardo sedante, pero para entonces varios medios se habían hecho eco de la noticia y se levantó una fuerte campaña para su liberación, sobre todo por Internet. La empresa Coren propietaria del matadero decidió no sacrificarlo ante el aluvión de peticiones, y dos días más tarde se decidió donar el animal a la Fundación Altarriba. Fue trasladado a Barcelona, donde fue rebautizado con el nombre de Santiago y vive en compañia de perros y gatos.

“¿Sabe usted? Uno llega a ponerse sentimental con estos animalitos.¿Sabe que la vaca madre puede reconocer a su propio ternero entre mil cabezas o más? Y cuando separamos a los terneros para despacharlos, las madres se quedan junto al corral, mugiendo con unos sonidos que uno jamás ha oído en una vaca. Es como si supieran lo que pasa. A veces pasan allí una semana o más, aunque el ternero ya no está, sin comer absolutamente nada. A algunas se les despelleja la garganta de tanto mugir, y no pueden tragar. Llega un momento en que hay que sacarlas de allí por la fuerza para que no se maten de hambre”.

 El ternero es aislado

en un pequeño recinto

de poco más de un

metro cuadrado, para

que se mueva poco y 

su carne sea tierna,

además se le priva de

hierro en su alimentación

por la misma causa.

 Esto les produce anemia que mantiene su carne tierna y les da ese aspecto rojo pálido, dejándolos tan débiles que, cuando se les sacrifica con apenas 16 semanas,  ya están muy enfermos y muchos ni siquiera pueden caminar. La vaca vivirá algo más hasta los 4 o 5 años para explotar su leche.

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